¡Denuncia de acoso por parte de guardias en la UACJ!

Me llamo Alfonso, estudio la carrera de psicología en la UACJ y les quiero compartir una experiencia que tuve el día Sábado 25 de Abril dentro de las instalaciones del instituto de ciencias sociales y administración.
Eran aproximadamente las 14 horas cuando iba yo caminando por la plaza del bicentenario, cuando escuche un silbido, al voltear la cabeza para saber quien era, descubrí que se trataba de un guardia del instituto. Con señas me solicitaba que lo esperara, esto me pareció extraño, sin embargo obedecí a su solicitud.
Cuando llego hasta mí, me pide que le muestre mi credencial en un tono bastante agresivo. Me desconcerté por un momento; ¿que no les basta con pedir la credencial en la puerta de entrada a la escuela, sino que ahora hasta te tienes que identificar al momento que ellos te lo exigen?
Yo le pregunte que porque tenia que identificarme, en eso apareció un segundo guardia que llego diciendo: “el otro día andaba uno como tú y andaba robando”.
Ese me pareció un comentario ofensivo, por lo cual me moleste, así que le pregunte que a qué se refería con eso. Entonces empezaron a decir que si no tenía credencial debía salirme de la escuela.
Les respondí que si traía credencial, pero no se las mostré, argumentando que ya la había enseñado en la puerta y que no deberían de estar molestándome, ya que solo estaba haciendo una tarea en la biblioteca.
El guardia que llego en segundo lugar me toma por el hombro y me jalonea con la intención de intimidarme y lograr que me fuera de la escuela. Eso me molesto aun más.
Les respondí que estaban abusando de su rol de guardias, entonces supuse que probablemente en sus anteriores puestos de seguridad estaban acostumbrados a maltratar a las personas. Así que les advertí que en este lugar las cosas no eran así. Esta es la universidad, comente, y aquí las personas son civilizadas y se tratan con respeto.
Ellos respondieron que no les importaba y que me iban a sacar, incluso uno de ellos exclamo con voz de mucha autoridad: “a mí me vale verga”...
No sé si a estas alturas comprendan el sentimiento que me invadía, pero sobre todo la gravedad del asunto. No podía soportar la idea de que en todos estos años que llevo en la universidad llegara el día en que no pudiera caminar tranquilamente por el instituto, ni que tampoco podría vestir y andar como a mí me pareciera a menos que tuviera que soportar ser visto y tratado como ratero, cuando en realidad los delincuentes son ellos, porque impiden la libertad de expresión en la máxima casa de estudios de ciudad Juárez.
Además, a quién se le ocurrió la brillante idea de imponer a unas cuantas personas a ejercer el papel de “guarida de seguridad”. ¿Para qué los queremos?, O mejor dicho ¿para qué los necesitamos? Si en lo que va de este semestre, que es cuando inició la implementación de un equipo de seguridad externo, se han reportado robos en los cubículos de los docentes de psicología y también se han encontrado autos abiertos en los distintos estacionamientos del instituto.
Si la función de estas personas es la de dar seguridad, no comprendo como pueden seguir sucediendo estos incidentes. Entonces, ¿de qué sirve el salario que reciben? O mejor expliquen a ¿quién exactamente se supone que le están brindando seguridad? ¿A los profesores?, No lo creo, ellos ya han sido victimas de delitos. ¿A los alumnos?, Tampoco lo creo, ya que hemos sido los más afectados. Entonces ¿a quién?
No logro comprender aún como en nuestra universidad puede existir este tipo de represiones. ¿Por qué alguien debe mostrar su credencial al entrar?, ¿De qué sirve?
Si antes la escuela era “pública”, cualquier persona podía entrar sin ningún problema, ya que en ella se encuentran recursos que están a disposición de la sociedad en general, como la biblioteca central y el SURE, en donde las personas que lo deseen reciben terapia por parte de maestros y alumnos de distintos programas.
Tal vez nos quieren hacer creer que realmente necesitamos a estos supuestos guardias; cuando en realidad lo que se necesita es adoptar el rol de verdaderos universitarios y cooperar activamente en la educación adecuada de la sociedad, para que actividades como el robo y la violación disminuyan de tal forma que no puedan asaltar a la comunidad en general y mucho menos a nuestra preciada universidad.
Lo que necesitamos es hacer conciencia y aceptar que debemos ser participativos, tolerantes y abiertos a la pluralidad. Aceptar que todos debemos ser dignos y tratados con respeto, sin importar como andas vestido, ni en donde vives, ni en que carrera estudies y mucho menos por como piensas.
Los problemas están ahí y deberíamos abordarlos y resolverlos a la brevedad posible. Sino, ¿qué es lo que pasará el próximo semestre?, ¿Guardias armados?, ¿Implementación de uniformes?, ¿Cortes de cabello obligado? ¿Militares?
Es nuestro deber impedir que la universidad se convierta en una institución mas de represión. Debemos hacerlo a través de nuestros actos diarios, de nuestra actitud. Debemos tomar la libertad de expresión como el derecho innegable que poseemos los estudiantes, antes de que unos cuantos patanes disfrazados de guardias se apoderen de la escuela y dicten lo que se puede y lo que no se puede hacer.
Parece que la universidad camina hacia atrás, al ritmo que le marca la sociedad actual, en lugar de que fuera la universidad quien dirigiera el buen curso de la convivencia de nuestra sociedad a través de sus conocimientos y de su material humano. De todas las personas que nos sentimos honradas por el derecho a la educación y que estamos convencidos que a través del conocimiento podemos mejorar.
La universidad debe volver a la convivencia que fue durante 35 años, a la libertad de ser para crecer. No necesitamos que nadie nos pida la credencial al entrar al instituto y sobre todo no queremos que nos molesten dentro de la escuela, ni que nos denigren ni nos insulten unos cuantos sujetos que se sienten la autoridad solo por traer un radio en la mano y las iniciales de una compañía bordadas en su gorra.
Volviendo a mi anécdota, después de que sucedió todo lo que ya comente; decidí hacer algo, no quedarme callado y permitir que unos cuantos abusaran de mí como pudiera haber ocurrido en cualquier otro lugar.
Dije: ¡No!, ¡No en mi universidad!, ¡No lo debo permitir!, Esto tiene que parar.
Entonces les pedí a los guardias que me acosaban que ellos me enseñaran sus credenciales y después yo les mostraría la mía, porque uno nunca sabe, quien me pude asegurar que ellos realmente son guardias y no unos ladrones disfrazados de guardias.
Inmediatamente ambos escondieron sus gafetes y me preguntaban que por qué me la iba a enseñar. Ja ja ja, ahora ellos fueron los que me dieron la razón, ¿para qué? Sin embargo fueron ellos también quienes me molestaron primero.
Les indique que necesitaba saber sus nombres porque iría a reportarlos con el director del instituto, quien unos días antes me había comentado personalmente que le reportara cualquier anomalía que sufriera con su equipo de seguridad.
Uno de los guardias mejor se fue y el otro accedió a darme su nombre, no sin antes oponerse en varias ocasiones.
Le dije que lo reportaría y después fui a buscar al otro guardia. Lo encontré regando los árboles que están alrededor del kiosco a un lado del centro de computo (entonces supuse que era guardia-jardinero, me pregunto qué otras cosas sabrá hacer).
El no quiso dar su nombre y me indico que si lo quería saber, se lo debía preguntar a su jefa “una viejita que esta en la caseta” dijo textualmente.
En ese momento supe que ya no podía dar marcha atrás si realmente deseaba que este tipo de actitudes dejaran de presentarse en la universidad. Le comente lo sucedido a la supervisora de los guardias, entonces ella decidió enfrentarnos. Pero como se podrán imaginar, aquello solo se limito a que el guardia desmintiera mi versión.
Sabía que no llegaría a nada, así que le sugerí a la supervisora que solo me dijera el nombre del guardia y yo me encargaría de poner la queja con el director.
La señora dijo que no podía darme el nombre del guardia y tampoco quiso darme el suyo, solo atino a decir que si yo lo deseaba la buscara el lunes para que me acompañara a interponer la queja. Por supuesto que lo haré.
Es aquí cuando me pregunto en donde quedo la transparencia de la que tanto presume la institución. Por qué protegen y sobre todo por qué permiten este tipo de tratos dentro de la escuela.
Para colmo, cuando platicaba a solas con la supervisora me dijo que era mi culpa y que debía entender que las personas “como te ven, te tratan”. ¡No lo podía creer!, había acudido a ella en busca de ayuda y solo conseguí más ofensas. Me hierve la sangre tan solo de pensar que en nuestra casa de estudios existen personas con esta mentalidad tan mediocre y que peor aún, sustenten puestos de poder.
También me comento que unos días atrás se encontraba una persona haciendo malabares dentro de la escuela y que el director personalmente les giro la orden de que lo sacaran inmediatamente. Este es un caso aparte, pero lo que me parece increíble es que el director se sienta con la autoridad de decidir quien puede estar dentro de la escuela y quien no. ¡Ni que la escuela fuera de él! Lo que esta pasando en nuestra universidad es una vil represión por parte de unos cuantos, que se sienten por encima de la misma constitución mexicana, ya que la están violando al impedir el libre acceso a una escuela pública.
Compañeros es por eso que hago publica mi experiencia, porque no podemos tolerar que nos roben el espacio que se ha construido para la libertad de las ideas.
Si alguno de ustedes es tratado mal por algún guardia o cualquier otra persona dentro de la escuela, repórtenlo, quéjense, háganlo público, solo así podremos lograr la transparencia y el sano convivir de todos los que día a día asistimos ya sea a estudiar o a trabajar.

Gracias por su atención. Con la participación de todos, aprenderemos de todos. Por la pluralidad y la igualdad.

Alfonso Alvarado.